Verano en los orígenes...
No sé exactamente que pasará; especialmente si mis ojos tendrán otra intervención con láser al visitar al oftamólogo de la clínica "San Angel" en Guadalajara.
La mañana es fresca y no parece día de verano.
La tarde llega cuando se avisoran las imponentes montañas de Nuevo León, ésas que ocultan un Monterrey desconocido para mi hija, mi esposa y un algo borroso por mí, ya que hace mucho que visité esa ciudad.
Ah, el clima, la luminosidad del cielo; el despejado cerro de "La Silla", la plaza magna y esos impresionantes monumentos, me han hecho sentir como niño en una tienda de chocolates!!
Por todos lados descubro ángulos para la fotografía.
En esos instantes, ignoro; más bién, olvido, las magníficas vistas que pude haber tenido desde el Obispado; desde donde se domina la laboriosa y limpia ciudad. Ya lo haría a mi regreso. Sin la oportunidad de disfrutar los elementos que esta tarde me brinda.
En la noche, hacia Saltillo; la "ciudad del aire acondicionado"; a dormir y, al dia siguiente, una mirada rápida a la bella cuna de los zarapes mexicanos después de un rico almuerzo en "Vips" para encaminarnos a la autopista rumbo a San Luis Potosí.
Durante el recorrido; mientras escuchamos música de Tania Libertad, a alguien se le ocurre preguntar si Real de Catorce está en nuestra ruta. No, no está; pero la curiosidad de conocer tan enigmático como "cacareado"sitio, me hace virar el volante justo antes de llegar a Matehuala; en medio de montañas desérticas y bajo un cielo tan azul que me hace pensar que estamos muy cerca de él.
Santo cielo!
Nunca esperé (y mi X~Terra, menos!!) que después de escasos kilómetros pavimentados. tuviéramos que transitar por un empedrado de casi 30 kms!!! Si estábamos empachados; se nos quitó a los primeros minutos. Si teniámos "mollera" ahí, en ese zangoloteo, quedó para siempre, en ese semidesierto potosino, bello y desolado.
El casi abandonado y medio en ruinas pueblecito, me pareció nido de fantasmas. Un misterio indecifrable envuelve cada centímetro del terreno.
Mi curiosidad me hace subir el camino hacia una capilla que se ve en la cima de una colina; dizque para tener una mejor vista...
Error!! Ese atrevimiento hizo realidad una de las más terribles pesadillas experimentadas en febril noche: Manejando por una brecha que solo permite el paso de un vehículo. Voladero a un lado y paredón al otro!!
Haciendo uso de el primer espacio disponible para regresar; después de diez maniobras en reversa y hacia adelante; con el peligro de caer al voladero, pude, al fín regresar al pueblo, no sin antes encontrarme de frente con un camión de carga que subía el ingrato camino. Gracias a Dios que ya en ese momento, el espacio cercano a un paraje de entradas a minas se extendía permitiendo el paso a dos vehículos.
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