Momentos eternos...
La brisa marina en el rostro, el rumor del viven de las olas en los oidos, el olor de la sal del oceano, los colores de un atardecer como este... El alma se alimenta; se eleva y comulga con Dios.
Nayarit me dio esta experiencia por primera vez y, por ello, mi fe en Dios nunca ha muerto.
2 Comments:
¡Muy bonita foto!
Felicidades.
Saludos
Gracias, Cimarron!
Saludos.
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