Nayarit: Color y Poesía.

Mi abuelo, el campesino.

De mirada apacible, de sonrisa complaciente.
Conocimientos de siglos, del campo amigo vehemente.

Amó la vida a través del campo fértil, seguro.
Cien años por los caminos, cien años luchando duro.

Verano entre largos surcos, otoño entre los maizales.
Arados una ocasión, otra vez, cañaverales.

Se fue ese viejito dulce tras heredar su experiencia;
cansado su cuerpo frágil fue cayendo en somnolencia.

Su mirar condescendiente vertió sobre mi persona
bendición sin remanentes que mis olvidos perdona.

Abuelo de andar sereno, de filosofía sencilla;
campesino grande, bueno, obra de arte de la arcilla.

Cuántas tormentas soltaron granizos en sus espaldas
después de labrar las tierras de la montaña sus faldas!

Veredas que son de sol, otras veces que hace el hombre,
ya no te verán pasar. iNunca olvidarán tu nombre!

Cubrió tu rostro, al final, la luz de a blanca luna
cuando ya venías cansado de pizcar en “La laguna”.

Yo he comparado tu vida con el dia más luminoso
que amanece Iimpio y fresco y termina igual de hermoso.

No precisaste bastón, tu trabajo fue tu apoyo.
Digno toda ocasión cuál corriente de un arroyo.

Descansa en paz, abuelito;
Yo sé bién que estás contento.
Se terminaron tus prisas.
Disfruta tu gloria lento...